Quién no ha soñado alguna vez con levantarse en un bungalow con vistas a una playa de las que solo se ven en el salvapantallas del ordenador, irse a nadar en sus aguas cristalinas, desayunar un zumo de frutas recién exprimido tirada en una hamaca, hacer dos inmersiones de buceo al día, volver en un barquito viendo la puesta de sol, echarse unas risas con los compañeros de experiencias acuáticas, degustar el maravilloso Thai food en un restaurantes con colchones en plena arena de la playa, bajo un cielo estrellado con una que otra lámpara típica de Tailandia ascendiendo hacia el cielo después de que alguien la haya lanzado tras pedir un deseo y finalmente irse a dormir sumido en las sensaciones vividas a lo largo del día. Bienvenidos a Ko tao, la isla de los enamorados del buceo.
Ko Tao hace muchos años estaba únicamente habitado por tortugas hasta que alguien descubrió la belleza natural que envuelve este lugar tanto dentro como fuera del agua, covirtiéndolo así en paraiso de miles de viajantes que pasan por la isla cada año. Prácticamente el 80% de sus visitantes viene a sacarse algun título de buceo o simplemente a practicarlo porque es uno de los lugares del mundo que ofrece mejor calidad precio en este deporte. A veces al pasear por sus calles da la sensación de estar en un utópico colegio mayor en una isla porque aunque la gente esté de vacaciones se les ve haciendo deberes, leyendo los manuales padi, viendo videos instructivos, haciendo los primeros ejercicios en las orillas de la playa o con todo el equipo montado y listo para subir a la embarcación que los llevará a sus puntos de inmersión.
Tras darle bastantes vueltas por el tema presupuesto finalmente me he decidido a hacer el open water y es que estando aquí si no lo hago sé que me voy a arrepentir. No puedo perder la oportunidad de experimentar uno de los deportes que tanto engancha, apasiona y gratifica a todos los que lo practican. Esas sensaciones de las que tanto me han hablado tengo que vivirlas en primera persona por lo que aunque vaya a tener que hacer una especie de misión imposible para gastar menos por día y encima en una isla donde los precios que he ido pagando hasta el momento se multiplican por tres, la causa bien lo merece.
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